Problemáticas Educativas y Trabajo Social en el Siglo XXI

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  • Editorial La Hendija Ayacucho 649 - Paraná - Entre Ríos - Argentina - Atención de Lun. a Vier. de 9:00 a 12:00 - 16:00 a 20:00
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Compiladores: Dario Alfredo González, Lucio Antonio Mariani y María de los Ángeles Molla / ISBN: 978-987-8472-06-5 / Año: 2021

Escriben: Alfredo Juan Manuel Carballeda, Monica Maria Coronado, Silvia Duschavsky, Maria Felicitas Elias, Alejandra Bettina Facciuto, Emiliano Nicolas Fernandez, Cesar Adrian Garau, Hector Ariel Lugo, Carlos Marchevsky, Claudio Omar Robles, Mauricio Maximiliano Sotomayor

Situar el conocimiento textualmente en el campo educativo y contextualmente en nuestra realidad histórico social, económica y cultural, implica adoptar una visión en que la posición teórica- epistemológica- política desde la cual se construye la mirada, define las posibilidades de lectura y acción, permite establecer conexiones con otros agentes para construir conocimiento poniendo en tensión los conceptos de semejanza y diferencia, saber y poder, texto-contexto, rescatando en todo momento los saberes del agente que produce las prácticas, su proceso de producción y reproducción social. De este modo se articula en esta definición el saber académico con otros saberes y la relación entre el saber-poder como dispositivo válido.

Por lo dicho, los conocimientos que se construyen en el ámbito académico tienen que servir sustancialmente para argumentar y dar soporte a decisiones políticas vinculadas con opciones diferentes de construcción social, proyectándose anticipatoriamente a las manifestaciones y efectos de la cuestión social, prospectivamente hacia el desarrollo de la autonomía, emancipación de los sujetos.

En el campo del Trabajo Social la relación entre conocer y hacer, entre teoría y práctica constituye un capítulo central en la historia de la construcción de Trabajo Social como campo disciplinar y es un núcleo que se continúa problematizando en la formación académica.

Signada por la impronta disyuntiva y dicotómica que el pensamiento moderno-occidental imprimió a todos los campos del saber y a partir del cual se originaron reduccionismos diversos, en el caso de Trabajo Social, la resolución de esta tensión en favor de la práctica trajo aparejada la pérdida del carácter crítico del proceso de conocimiento: “se optó por los fenómenos renunciando a conocer sus fundamentos, con lo cual la práctica devino actividad y la intervención pragmatismo”. (Danani, 1994, p.4)

Por lo dicho se considera que, existen numerosos esfuerzos teóricos y de investigación, así como la experiencia histórica desarrollada en el campo disciplinar y de formación académica, que han consolidado un corpus que hace sus esfuerzos para sacar a Trabajo Social de este planteamiento dual.

Esto implica que para intervenir, es preciso comprender “qué teorías obran en mi práctica y qué prácticas son posibles o imposibles según la teoría con la que se está operando [...] tratar de comprender cómo las situaciones son construidas, significadas, calificadas”. (Karsz, 2006, p.12)

En diferentes ámbitos de la vida institucional, profesional y también de la académica operan con cierta insistencia la ecuación dicotómica entre teoría y práctica no sólo como un capítulo de la historia de la formación, sino como una construcción que se actualiza y persiste. Tal como plantea Cazzaniga (2009)

“como heredero de las tradiciones positivistas, trabajo social arrastra –muy a pesar de las posiciones que bregan en otra dirección- aquellas improntas tanto en lo que refiere a su ubicación en la división socio-técnica del trabajo, como a las interpretaciones acerca de la realidad social, la racionalidad instrumental y el “alambrado” de las fronteras disciplinarias, entre otras”. (p.1)

Pero también, siguiendo el razonamiento de la autora, la insistencia de estos sentidos, puede y de hecho ha sido motor de nuevas problematizaciones en torno al campo disciplinar de trabajo social.

Zemelman propone realizar un ejercicio de revisión crítica y conceptual que puede ser útil para pensar estos debates “como una postura, como una actitud que cada persona es capaz de construirse a sí misma frente a las circunstancias que quiere conocer” y que a su vez pueda utilizarse como una herramienta útil en el proceso de enseñanza - aprendizaje”. (2001, p.2)

Considero que este planteo es el que han hecho los compiladores de esta interesante producción donde se da cuenta de diversas posiciones en torno a temáticas que atraviesan y generan conflictos en el campo educativo en sus diversos niveles y abordajes, desde múltiples sentidos y connotaciones, en sus vínculos con el Trabajo Social en tanto disciplina de las Ciencias Sociales.

 

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