La rueda de la fortuna
(2012)
Un golpe de suerte convierte al humilde chofer de ambulancia en un nuevo rico. Pero no sabe que la contracara de esa fortuna será su condena y deberá pagar nada menos que con la vida de su pequeña hija.Una suerte para pocos.
Prólogo por Darío Cagliero
Fabián Reato nos invita a leer un nuevo libro y nos advierte que no escribió una investigación periodística. Le creemos. Pero podemos relativizar esa advertencia y considerar que, como Fogwil en Los Pichiciegos, con sus apuntes y deducciones, desde la ficción, Fabián llegó quizá a un relato más cercano a la verdad que cualquiera de las publicaciones periodísticas que intentaron reflejar fielmente lo ocurrido en Victoria en 1994, o a la “verdad real” que busca, siempre errático, todo expediente judicial. La rueda de la fortuna hilvana historias de vida complejas, tristes, injustas, como las de mucha gente. Y no podría ser de otra manera, porque en un mundo feliz no existirían los escritores. Reato existe, como existen sus personajes y su trama. Hasta qué punto están en la realidad y hasta dónde en la cabeza del autor, son preguntas inútiles. Ahora, en este libro, hay una historia y unas víctimas que son otra realidad, tangible, atrapante, desgarradora y bella. “La rueda de la fortuna gira y en algún momento se detiene en el premio mayor” dice Reato, pero refleja con maestría que en la Argentina de la segunda década infame la suerte es para pocos. Mejor dicho, es para los que siempre tienen y han tenido suerte. “Chelo” Martínez, Mario Frontier, Romina Mendieta y sus padres forman parte del enorme ejército de perdedores de un modelo de sociedad perverso, donde los ganadores son pocos y cada vez menos.Los dos primeros son un reflejo de la desesperanza, el letargo de una generación sin otra expectativa que zafar el día a día. Jóvenes marcados por el rencor que genera la comprobación de que el éxito está reservado al “hijo del diputado”, y que nada salva a los perdedores, ni el golpe de suerte que significaría la ayuda de un amigo que se enriquece, de modo pornográfico, gracias a “la política y no sé qué otros negocios turbios”, anda en Mercedes, tiene yate y toma champán (era la época de mucha pizza con champán, como nos recuerdan hoy, olvidadizos, muchos protagonistas de ese pasado pretendidamente lejano). Ni un secuestro extorsivo, ni siquiera ganar el Quini 6 (la última esperanza negra), es garantía de triunfo y felicidad para los ladeados del “modelo”. Como Capote en A sangre fría, Reato escribió una lúcida biografía de una sociedad, en un lugar y tiempo determinados. Desconozco si es una non fiction novel, o si como sostiene su autor, es sólo ficción, disparada por unos increíbles hechos reales. En La rueda de la fortuna se combinan con mucho oficio el escritor y el periodista, y da gusto leerlos.
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