Cuando la escuela SÍ importa. Educación Rural: lo que la pandemia (no)s mostró

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  • Editorial La Hendija Ayacucho 649 - Paraná - Entre Ríos - Argentina - Atención de Lun. a Vier. de 9:00 a 12:00 - 16:00 a 20:00
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Compilan: Susana Berger y Ángela Martínez / ISBN: 978-987-8472-36-2 / Año: 2021

Escriben: María Elena Rougier, María Rosa Wetzel, Arturo Lizama, Celso Limberger, Patricia Petrazzini, Noelia Kleiner, Lorena Luft, Paola Soledad Falico, Marcelo Leonardo Marmet, Tulio Federico Pérez, Emilce María Sol Mijalec, Soledad Natli Ríos, Valeria Natalí Solís, Carla Lilian Elisabet Reynoso, Silvina García, Tim, Mauricio Sotomayor, Dario Alfredo González, Alicia De la Fuente, María Fernanda Ben, Norma Graciela Butus, Nidia Liliana Cecco, Carolina Elizabeth Cherullo, Rosa Teresa Silva, María Cecilia Benítez, Sofía de Lourdes Fernández, Jorge Alberto Ramón Puente, Guillermo Alfredo Perchivalle.

Este libro vino a traer luz y voz a las experiencias educativas del ámbito rural, y lo que es más rico aún, a la diversidad que distingue este contexto, resonando desde distintos puntos del país.

Estos relatos son mucho más que simples experiencias, amorosas y desafiantes. Son más bien puntos de encuentro donde el derecho a la educación se pone en el tapete y exige ser tenido en cuenta, más allá de todo tiempo y situación.

Descripciones que representan el sentimiento de la ruralidad como un aislamiento constante, erizan la piel. Pero gracias a los discursos en primera persona es posible compartir la vida docente y de estudiantes que hacen a esta modalidad en común, en diversos puntos del país.

Si bien las narrativas se centran en el recorte temporal del año 2020, entendiendo que desde entonces la educación es un antes y un después, en diversos aspectos, cada experiencia trasciende ese tiempo. Es así, ya que lo expresado arrastra problemáticas que conviven en dicho ámbito y que la pandemia resaltó. Incluso plantean nuevas posibilidades de enseñanza y aprendizaje que al momento (quizás) no se han tenido en cuenta.

Aprendimos (¿?) entonces que la escuela –ninguna–, pero mucho menos las rurales, conocen de muros, porque sus resguardos de campos, tierra y agua son infinitos y, por ende, los vínculos que se construyen traspasan, incluso, los alambrados. Los docentes caminan calles de ripio, caminos de barro, trascienden montañas o se suben a un caballo. Pero están ahí. Hablando del fuego que se hace llama para guiarlos/as y queriendo decir que tenemos mucho para conversar, resonar y construir. Que este libro sea un puntapié. [Ángela Martínez]

 

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